noticias de actualidad, curiosidades, mitos, leyendas...

Últimas Noticias

Busque lo que necesite

jueves, 9 de octubre de 2025

Juan Galo Lavalle: el guerrero de las contradicciones

El 9 de octubre de 1841, en Jujuy, caía asesinado uno de los personajes más complejos, valientes y controvertidos de la historia argentina: el general Juan Galo Lavalle. Su vida, marcada por el coraje militar, las pasiones políticas y las tragedias personales, resume gran parte de los conflictos que desgarraron a la joven Nación Argentina durante la primera mitad del siglo XIX. Hoy, a más de un siglo y medio de su muerte, su figura sigue suscitando debate, admiración y reflexión.



Los orígenes de un soldado

Juan Galo Lavalle nació en Buenos Aires el 17 de octubre de 1797, en el seno de una familia de origen francés. Su padre, Juan Lavalle, había llegado al Río de la Plata como comerciante, y su madre, María de la Encarnación Lynch, pertenecía a una de las familias criollas más reconocidas del virreinato. Desde joven, Lavalle mostró una inclinación por la disciplina y la vida militar, rasgos que definirían su destino.

Con apenas 14 años, se incorporó al Regimiento de Granaderos a Caballo, creado por el entonces coronel José de San Martín, quien sería su mentor y modelo. Aquella decisión lo llevaría a participar en algunos de los episodios más emblemáticos de la gesta independentista.

El joven héroe de la independencia

Lavalle participó en las campañas del Ejército del Norte bajo el mando de Manuel Belgrano y más tarde integró el glorioso Ejército de los Andes, cruzando las montañas hacia Chile en 1817. En el campo de batalla demostró un valor temerario: combatió en Chacabuco, Cancha Rayada y Maipú, donde su arrojo fue reconocido por sus superiores.

En 1823, ya con experiencia en las guerras del Perú, regresó al Río de la Plata convertido en un militar con fama de intrépido y de temperamento impetuoso. Sin embargo, la etapa que se abría no sería de unidad, sino de enfrentamientos internos que pondrían a prueba su carácter y sus ideales.

Entre unitarios y federales

Con la independencia consolidada, el país se sumergió en un largo conflicto entre unitarios y federales, dos proyectos opuestos sobre cómo organizar la Nación. Lavalle, formado en el ambiente ilustrado porteño, se inclinó por la causa unitaria, que buscaba un gobierno central fuerte con sede en Buenos Aires.

En 1826, participó en la Guerra del Brasil bajo las órdenes de Carlos María de Alvear y se destacó en la Batalla de Ituzaingó, uno de los triunfos más resonantes del ejército argentino. Su figura creció y fue considerado uno de los mejores jefes de caballería de su tiempo.

Pero el año 1828 marcaría el punto de quiebre de su vida. La firma del Tratado de Paz con el Brasil, percibido como desfavorable para la Argentina, desató la caída del presidente Bernardino Rivadavia. En ese clima de confusión, Lavalle encabezó una revolución militar que derrocó al gobernador federal Manuel Dorrego, quien había asumido el mando tras la renuncia de Rivadavia.

El fusilamiento de Dorrego: el pecado político de Lavalle

El 1 de diciembre de 1828, Lavalle tomó el poder en Buenos Aires mediante un golpe de Estado. Pocos días después, tras vencer a las fuerzas federales, capturó a Manuel Dorrego y, en un acto que marcaría su destino, ordenó su fusilamiento el 13 de diciembre en Navarro.

El hecho conmocionó al país. Dorrego era un líder popular, y su muerte fue vista como un crimen político. A partir de entonces, Lavalle quedó estigmatizado como símbolo del exceso y la intolerancia política. Aunque intentó justificar su decisión alegando razones de Estado, el fusilamiento dividió para siempre a los argentinos y encendió una guerra civil sin retorno.

El exilio y la lucha contra Rosas

Derrotado poco tiempo después por las tropas federales de Juan Manuel de Rosas, Lavalle se exilió en Uruguay y luego en Chile. Desde el destierro siguió conspirando contra el poder rosista, convencido de que su deber era restaurar la libertad en su patria.

En 1839, regresó al frente de un nuevo levantamiento unitarista. Participó en la llamada Revolución de los Libres del Sur y, más tarde, en la campaña del norte, intentando organizar un frente común contra Rosas junto a los gobernadores del interior. Sin embargo, las divisiones internas y la superioridad del ejército federal frustraron sus planes una vez más.

El trágico final en Jujuy

En 1841, Lavalle emprendió una desesperada retirada hacia el norte junto a los restos de su ejército. Exhaustos y perseguidos, sus hombres llegaron a San Salvador de Jujuy. Allí, el 9 de octubre, Lavalle fue alcanzado por una bala mientras descansaba en una casa particular. Las versiones difieren: algunos sostienen que fue un accidente, otros que se trató de un disparo enemigo. Lo cierto es que el general murió instantáneamente, a los 43 años, lejos del poder, de la gloria y del reconocimiento.

Sus compañeros, temiendo que su cuerpo fuera profanado por los federales, lo desnudaron y velaron brevemente antes de emprender una travesía épica: trasladaron sus restos por el altiplano, primero a Bolivia y luego a Chile, ocultos y disfrazados para evitar que cayeran en manos enemigas. Finalmente, sus restos fueron repatriados y descansan hoy en el Cementerio de la Recoleta, en Buenos Aires.

Un personaje entre la gloria y la tragedia

Juan Galo Lavalle representa una de las figuras más contradictorias de la historia argentina. Héroe de la independencia y mártir del unitarismo, fue al mismo tiempo un patriota convencido y un actor trágico de la guerra civil. Su vida condensa las pasiones de una época en que la Argentina buscaba definir su identidad entre el orden y la libertad, entre el centralismo y el federalismo.

Su decisión de fusilar a Dorrego lo persiguió hasta la tumba. Muchos contemporáneos lo vieron como un error irreparable, pero otros interpretaron que fue la acción desesperada de un hombre que creía estar salvando la patria del caos. Sea como fuere, su conciencia quedó marcada por aquel acto: en cartas y declaraciones posteriores, Lavalle se mostró profundamente arrepentido.

El legado de Lavalle

La historia lo juzga con matices. Los manuales lo presentan como un militar brillante, valiente, pero también impulsivo. Su figura ha inspirado poemas, novelas y obras teatrales, como el clásico “El sueño de los héroes” de Adolfo Bioy Casares, donde su fantasma simboliza la lucha entre la gloria y la culpa.

Lavalle encarna, en última instancia, el drama de una generación que luchó por la independencia, pero que no supo hallar la paz. Su vida fue una batalla constante, y su muerte, una metáfora de la desolación que acompañó a tantos patriotas de su tiempo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario