El Combate de Cobos del 26 de agosto de 1812 representa un episodio breve pero crucial dentro del Éxodo Jujeño, la retirada estratégica ordenada por el general Manuel Belgrano. Acompañado por un fervor patriótico y la participación activa de gauchos voluntarios, este enfrentamiento protegió la marcha hacia Tucumán y sentó las bases para futuras victorias.
El Éxodo Jujeño: una estrategia de supervivencia
Con un ejército debilitado y enfrentando a una fuerza realista poderosa, Belgrano ordenó evacuar Jujuy mediante una estrategia de “tierra arrasada” —destruir todo lo que pudiera servir al enemigo y avanzar sin retroceder.
Ésta fue una de las marchas más heroicas de la historia argentina, con miles de civiles que abandonaron sus hogares bajo amenaza de muerte
Los Patriotas Decididos: defensa en la retaguardia
Eustoquio Díaz Vélez, al mando de la retaguardia, formó un cuerpo mixto de soldados y gauchos voluntarios, los “Patriotas Decididos”, quienes se incorporaron con caballos y armas improvisadas para proteger la retirada
El choque en Cobos
En las inmediaciones del Fuerte de Cobos, las fuerzas realistas atacaron a la retaguardia patriota. Aunque hubo mayor número de enemigos, la defensa patriota comandadas por el Coronel Díaz Vélez logró repeler el ataque lo suficiente como para que la columna central prosiguiera su marcha. El combate, aunque menor, fue un triunfo moral.
Consecuencias estratégicas e históricas
El retardo conseguido en Cobos permitió a Belgrano reagrupar a sus fuerzas y avanzar hacia Tucumán, donde se libraría una de las batallas más significativas de la independencia argentina
Además, sirvió para reforzar el orgullo patriótico entre los combatientes y la población que los apoyaba
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