El Temple en la batalla de las Navas de Tolosa
La Orden del Temple participó en la batalla de las Navas de Tolosa con estas palabras elogiosas del Arzobispo Jiménez de Rada:
…“los frailes de la Orden del Temple al mando de su maestre Gómez Ramírez que falleció en paz después de la batalla. Estos fueron los primeros que fundieron ante el Nuevo Testamento, tomando la enseñanza de la cruz, el boato del orgullo militar con el vínculo de la caridad y la religión, sin menoscabo de la bravura”...
Más adelante, el Arzobispo describe el despliegue de las líneas y el orden de combate en la batalla en campo abierto:
…“Diego López con los suyos mandó la vanguardia; el conde Gonzalo Núñez con los frailes del Temple, del Hospital, de Uclés y de Calatrava, el núcleo central”...
Tal como sucedía en los acontecimientos bélicos importantes, participaron todas las Órdenes Militares aunque, como hemos podido apreciar, Jiménez de Rada menciona en primer lugar a los templarios, lo que constituye una prueba evidente de la alta consideración y estima que sentía por ellos.
El núcleo central, que iba inmediatamente después de la vanguardia, fue el encargado de realizar las principales acometidas debido al hecho de que las tropas cristianas avanzaron frontalmente hacia el palenque o empalizada en cuyo interior se encontraba el Miramamolín.
En la Primera Crónica General de Alfonso X el Sabio, se vuelve a citar, en primer lugar, a los templarios:
“……..ouo ell conde don Gonçalo Núñez con los freyres del Temple et dell Hospital et de Vcles et de Calatrava”.
Junto a estos testimonios elogiosos, el prestigio de la Orden del Temple se acrecentó por un hecho de primera magnitud: la muerte heroica de su Maestre, don Gómez Ramírez, como consecuencia de las heridas sufridas durante el asalto a la ciudad de Úbeda. El mencionado Maestre tenía plena jurisdicción sobre los templarios de los reinos de Castilla, León y Portugal. Este suceso, de gran valor emotivo y simbólico para todos los miembros y simpatizantes de la Orden, está reflejado en el “Chronicon Conimbricense” (Crónica de Coimbra) que nos presenta Flórez.
En la página 335 aparece el año 1212 y a su lado una síntesis, en latín medieval, de lo sucedido durante los acontecimientos bélicos del mes de julio que estamos comentando:
“……et ceperunt Obeda quae erat maxima Villa ad VIII dias quod bellum fuit, et obiit ibi Magíster Domñus Gomz. Ramirii in die Sancti Jacobi et ceperunt Veetiam” (“……..y tomaron Úbeda que era una gran villa a los ocho días de la guerra y murió allí el Maestre Don Gómez Ramírez en el día de Santiago y tomaron Baeza”).
El Arzobispo Jiménez de Rada afirma, por su parte, que comenzaron a atacar la ciudad de Úbeda: “el lunes, es decir, el octavo día después de la batalla”. Está claro que en las dos crónicas, que acabamos de citar, se realiza un cómputo inclusivo de días. Por esa razón, mencionan ocho días en lugar de siete.
Afortunadamente, el Arzobispo, que fue testigo presencial de todos estos hechos bélicos, indica el día de la semana en concreto (lunes); de este modo, se puede fijar con total exactitud la fecha del asalto: 23 de julio de1212.
Es evidente que la muerte del Maestre templario Gómez Ramírez ocurrió en Úbeda, el día 25 de julio de 1212, como consecuencia de las heridas sufridas en la conquista de la ciudad realizada el día 23.
Existe, además del relato del “Chronicon Coninbricense”, otra prueba epigráfica, de gran importancia, que aporta Barroca (2000a, 2000b y 2000c). Barroca (2000a, 179), al hablar de ciertas inscripciones templarías portuguesas, nos presenta la número 267 con una fecha dudosa de tal forma que él mismo pone una interrogación después del día: 19 (?) de julio de 1212.
Este autor analiza la mencionada inscripción nº 267 y nos ofrece los siguientes detalles: se trata de una lápida conmemorativa de la muerte del Maestre mencionado que se encuentra actualmente en la iglesia templaría de Santa María de los Olivares de la ciudad de Tomar (Distrito portugués de Santarém).
No hay duda alguna acerca del mes y del año (julio de 1212), pero la parte correspondiente al día es prácticamente ilegible o indescifrable por el estado de gran deterioro en el que se encuentra dicha lápida conmemorativa.
Los historiadores portugueses más importantes, entre los que incluimos al clásico Brandao (1632), aceptan, sin dudar, que el Maestre Gómez Ramírez murió en Úbeda, el 25 de julio día de Santiago Apóstol, a consecuencia de las heridas recibidas en el asalto a dicha ciudad tal como afirma, de modo indudable, el “Chronicon Conimbricense”.
A la vista de la propia historiografía portuguesa y de las dificultades que la inscripción presenta, debido a la imposibilidad de reconstruir el día concreto de esta muerte, Barroca (2000a, 359) no se decide a fijar la fecha exacta e indica que el citado Maestre pudo haber muerto después de la batalla en campo abierto (Navas de Tolosa) o bien en el asedio de Úbeda. De todo lo expuesto se deduce una conclusión incuestionable: existen pruebas documentales y epigráficas que demuestran la muerte del Maestre templario Don Gómez Ramírez en Úbeda, el día 25 de julio de 1212, como consecuencia de las heridas sufridas durante el asalto a dicha ciudad el 23 de ese mismo mes y año.
La muerte épica del Maestre Gómez Ramírez debió quedar asociada a la ciudad de Úbeda en el corazón y la mente de todos aquellos que se relacionaban, directa o indirectamente con la Orden del Temple en Castilla. Úbeda debió convertirse, para ellos, en un potente símbolo que representaba la consumación del ideal caballeresco medieval a través de la muerte heroica en combate.
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