La leyenda del Templo de Salomón, Hiram Abif y los masones es una narrativa rica y compleja que se entreteje con historia, simbolismo y moral. Aunque no hay evidencia que sugiera una conexión histórica directa entre los masones y la construcción del Templo de Salomón en el siglo X a.C., la leyenda ha desempeñado un papel fundamental en la formación de la identidad y las tradiciones masónicas.
El Templo de Salomón:
El Templo de Salomón, según la Biblia, fue un magnífico edificio construido por el rey Salomón en Jerusalén como morada para el Arca de la Alianza. Se consideraba un símbolo de la sabiduría divina y la perfección arquitectónica, representando la unión entre el cielo y la tierra.
Hiram Abif, cuyo nombre significa «vida elevada» ( ,חירם Hi-ram),también conocido como Hiram Habif o Hiram el Maestro, era un artesano de Tiro, ciudad fenicia, reconocido por su habilidad, sabiduría y virtuosismo. Según la leyenda masónica, era hijo de una viuda de la tribu de Neftalí y fue iniciado en las artes de la construcción a temprana edad.
La fama de Hiram Abif llegó al rey Salomón de Israel, quien buscaba un maestro constructor excepcional para supervisar la edificación del Templo de Salomón. Tras enviar emisarios a Tiro, el rey Hiram I accedió a colaborar y envió a su mejor artesano, Hiram Abif, a Jerusalén.
Al llegar a Jerusalén, Hiram Abif se encontró con un proyecto de gran envergadura: la construcción del Templo de Salomón debía ser un edificio majestuoso, símbolo de la sabiduría divina y la unión entre el cielo y la tierra. Hiram Abif, con su experiencia y liderazgo, se convirtió en la figura central del proyecto, supervisando a miles de obreros y artesanos de diversas regiones.
Más allá de sus habilidades técnicas, Hiram Abif era un hombre íntegro, recto y profundamente humano. Se preocupaba por el bienestar de los trabajadores, transmitía su conocimiento con generosidad y siempre buscaba la perfección en cada detalle del templo. Su sabiduría y bondad lo convirtieron en una figura respetada y admirada por todos.
A pesar de la armonía que reinaba en la construcción, tres compañeros de Hiram Abif, movidos por la envidia y la ambición, buscaron obtener los secretos más recónditos de la masonería para ascender de rango y poder. Abordaron a Hiram en diferentes ocasiones, exigiéndole que les revelara estos secretos bajo amenaza de muerte.
Fiel a sus principios y a la ética masónica, Hiram Abif se negó a revelar los secretos que había jurado proteger. Consideraba que estos conocimientos eran demasiado sagrados y podían ser utilizados para fines malvados en manos equivocadas. Ante la insistencia de sus compañeros, Hiram Abif se mantuvo firme en su decisión, incluso a costa de su propia vida
En un acto de cobardía y desesperación, los tres compañeros atacaron a Hiram Abif, asesinándolo en una de las cámaras del templo. Intentaron ocultar su crimen sepultando el cuerpo de Hiram, pero su ausencia no pasó desapercibida. Tres aprendices, guiados por una acacia y siguiendo las instrucciones de una paloma blanca, encontraron el cuerpo de Hiram Abif.
SIGNIFICADO SIMBÓLICO:
La muerte y resurrección de Hiram Abif se convirtieron en símbolos centrales de la masonería. Representan la lucha entre el bien y el mal, la ignorancia y la sabiduría, la tiranía y la libertad. La leyenda de Hiram Abif sirve como una enseñanza moral para los masones, inculcando valores como la fidelidad, la discreción, la valentía y la búsqueda del conocimiento.
Existen diversas versiones de la leyenda de Hiram Abif, con detalles y simbolismos que pueden variar según la logia o tradición masónica.
Dice Jasper Ridley al respecto:
«Aunque los extremistas presbiterianos y protestantes rechazaban todo lo que no estuviera en la Biblia, los masones estaban dispuestos a agregar muchas narraciones, que no aparecían en el Libro de las Crónicas, respecto de la edificación del templo de Salomón. Relataban la historia de Hiram, no el rey de Tiro sino Hiram Abiff, quien conocía el secreto del templo. Tres villanos lo secuestraron y amenazaron de muerte si no lo revelaba y, como no quiso traicionar su honor, lo asesinaron. Cuando Salomón se enteró del hecho, se preguntó cuál sería el secreto de Hiram Abiff, y si éste había muerto con él. Envió a tres masones a encontrar el cuerpo de Hiram y el secreto, y les dijo que, si no podían descubrirlo, lo primero que vieran cuando hallaran el cadáver sería, de allí en más, el secreto del templo. Por fin, los masones encontraron el cuerpo de Hiram, y cuando abrieron el ataúd, lo primero que hallaron fue su mano. Entonces, como no pudieron encontrar el secreto, el apretón de manos y las otras señales de reconocimiento que los masones adoptaron de allí en más se transformaron en el nuevo secreto.
Como parte de la ceremonia en la que pasa al tercer grado y se convierte en un maestro masón, un francmasón debe participar en la reconstrucción de la historia del homicidio de Hiram Abiff. Realiza un juramento según el cual, al igual que Hiram, promete no revelar el secreto de los francmasones, y acepta que, en caso de violarlo, sería justo que le quitaran la vida arrancándole el corazón, el hígado y otras entrañas. Los horribles castigos que el candidato aceptaba que se le infligieran si violaba su juramento de mantener el secreto tienen una gran semejanza con la pena que recibían los traidores, ya que a éstos se los destripaba cuando se cumplía la condena y eran colgados, cortados y descuartizados.» pág. 26 Jasper Ridley. (2004)
Según la leyenda, después de que Hiram fue asesinado, su cuerpo fue enterrado y luego descubierto. El rey Salomón, al encontrar el cuerpo, realizó ciertos rituales simbólicos que representan la búsqueda de la sabiduría y la luz, que son temas centrales en la masonería.
En el contexto del ritual, se dice que los secretos fueron “recuperados” o “descubiertos” a través de este proceso simbólico. La historia enseña que los verdaderos secretos de un Maestro Masón no se pueden comunicar directamente, sino que deben ser encontrados y comprendidos personalmente por cada individuo a través de su propio viaje y búsqueda de conocimiento.
«El cuerpo de Hiram fue levantado mano a mano, pie a pie, mejilla a mejilla, rodilla a rodilla y mano a espalda, desprendiéndose la piel de sus dedos cuando se hizo el primer intento de levantarlo.
Estas leyendas se refieren a la necromancia, el arte mágico de obtener conocimiento, especialmente de eventos futuros, a partir de los muertos. Sin embargo, en su forma clásica original, el conocimiento se obtenía convocando a los espíritus de los muertos en lugar de exhumar cadáveres. Presumiblemente, este elemento necromántico en el ritual masónico se derivó del trasfondo general de la magia medieval y renacentista, como otra alternativa más a los muchos otros métodos mediante los cuales los hombres esperaban acceder al conocimiento oculto. Una fuente probable para esta adopción de un cadáver son los relatos bíblicos de la restauración milagrosa de los muertos a la vida acostándose sobre el cadáver.» pág 144 Stevenson David (1998)
Al parecer, esta leyenda surge a partir del 1700. Samuel Prichard fue el autor del libro “Masonería Diseccionada”, publicado en 1730. Este libro es conocido por ser una de las primeras revelaciones impresas de los secretos masónicos y por contener la primera versión completa de la leyenda de Hiram Abiff. Se cree que Prichard era un masón que decidió publicar los rituales y secretos de la masonería especulativa, lo que generó controversia en su tiempo
«la leyenda Hiramica, apareció por primera vez en su forma completa en el catecismo de 1730 "Masonería diseccionada" de Samuel Prichard, pero hay indicios claros de que la historia se conocía al menos unos años antes.» pág.144 Stevenson David
Según se puede leer en el libro de Prichard, dice:
«La Institución original de la Masonería consistía en la Fundación de las Artes y Ciencias Liberales; pero más especialmente de la Quinta, es decir, de la Geometría. Era durante la Construcción de la Torre de Babel cuando el Arte y Misterio de la Masonería se dio a conocer por vez primera, y desde allí fue transmitido por Euclides, un digno y excelente Matemático de los Egipcios, quien lo comunicó a Hiram, el Maestro Masón vinculado a la Construcción del Templo de Salomón en Jerusalén, donde había un excelente y experto Masón que era el jefe bajo su Gran Maestre Hiram, el nombre del cual era Mannon Grecus, quien enseñó el Arte de la Masonería a un Carolos Marcil en Francia, el cual fué después de ello elegido Rey de Francia, y desde allí fué llevado a Inglaterra en Tiempo del Rey Athelstone, quien ordenó que hubiera una Asamblea cada Año en York, lo que fué su primera Introducción en Inglaterra, y los Masones eran hechos de la Manera que sigue (…)» - Pàg 1. Samuel Prichard (1730)
¿QUÉ HAY DE REAL EN EL MITO DE PRICHARD?
Prácticamente nada.
De hecho, si seguimos la versión de Prichard nos daremos cuenta de que no hay forma posible de que todos esos hechos encajen en una línea histórica real. Analicemos los personajes citados:
Euclides fue un matemático griego que vivió alrededor del 300 a.C. y es conocido por su obra “Los Elementos”, que es una compilación de todo el conocimiento matemático de su época, especialmente en geometría. Mientras que el Templo de Salomón, se piensa que tuvo lugar alrededor del siglo X a.C. Es decir, Euclides aun no nacía, dado que hay casi mil años de diferencia entre los tiempos de Euclides y el período atribuido a la construcción del Templo de Salomón.
Mannon Grecus no podría haber vivido durante la construcción del Templo de Salomón y también haber interactuado con Carolos Marcil, ya que hay un gran lapso de tiempo entre estos eventos. La construcción del Templo de Salomón se data tradicionalmente alrededor del siglo X a.C., mientras que la formación de Francia como entidad política no ocurrió hasta mucho después, en la Edad Media.
El nombre Carolos Marcil parece ser una corrupción de Carlomagno, quien fue rey de los francos y luego emperador de Occidente desde finales del siglo VIII hasta principios del IX. Sin embargo, incluso esta conexión es anacrónica, ya que Carlomagno vivió muchos siglos después de la época del Templo de Salomón.
También es posible que “Carolos Marcil” sea una referencia errónea o una corrupción del nombre de Carlos Martel, quien fue un líder militar y gobernante de facto de los francos desde 718 hasta su muerte en 741. Carlos Martel es conocido por su victoria en la Batalla de Tours en 732, que detuvo la expansión islámica hacia Europa Occidental.
Sin embargo, incluso si este fuera el caso, la línea temporal seguiría siendo incorrecta, ya que Carlos Martel vivió en el siglo VIII, mucho después de la construcción del Templo de Salomón y antes de la formación del Reino de Francia.
Es importante recordar que el texto es parte de la tradición masónica y no un documento histórico. En 1730, la masonería estaba en proceso de formalizar sus rituales y leyendas, y muchos de los elementos incluidos en sus narrativas eran simbólicos o alegóricos, no necesariamente basados en hechos históricos precisos.
Los errores en la línea temporal pueden ser el resultado de una mezcla de leyendas, interpretaciones erróneas y la intención de crear una narrativa que vincule simbólicamente a la masonería con figuras y eventos históricos significativos, independientemente de su precisión cronológica. Esto era común en textos de naturaleza más simbólica o esotérica, donde el valor no se colocaba tanto en la precisión histórica como en el significado moral o espiritual.
En este mismo libro, Prichard relata el acto de voto masón:
«Por este Acto Voto y Juro solemnemente en Presencia de Dios Todopoderoso y de esta Muy Venerable Asamblea, que guardaré ["hail"] y Ocultaré, y nunca Revelaré los Secretos o lo Secreto de los Masones o la Masonería, que puedan serme Revelados; excepto a un Verdadero y Legítimo Hermano, después de un debido Examen, o en una Justa y Venerable Logia de Hermanos y Compañeros bien reunida.
Y además Prometo y Voto, que no los Escribiré, Imprimiré, Marcaré, Esculpiré o Grabaré, o haré que sean Escritos, Impresos, Marcados, Esculpidos o Grabados en Madera o Piedra, de modo que la Impresión o el Carácter Visible de una Letra pueda aparecer, y sean [así] obtenidos ilegítimamente.
Todo ello bajo una Pena no menor que tener mi Garganta cortada, mi Lengua extraída del Paladar, mi Corazón arrancado de bajo mi Pecho Izquierdo, para ser enterrados bajo las Arenas del Mar, a la Distancia de un Cable de la Orilla, donde la Marea baja y sube dos veces en 24 Horas, mi Cuerpo quemado hasta las Cenizas, mis Cenizas esparcidas sobre la Faz de la Tierra para que no haya más Recuerdo de mí entre los Masones.»
Según algunos masones, el libro de Prichard, no es más que un libro panfletario con la pretensión de desmitificar, descalificar y ridiculizar los ritos y secretos de la incipiente «masonería especulativa», contraponiéndola con la pura y transparente «masonería operativa» conocida hasta la fecha.
Otros lo ven como un documento importante en la historia de la masonería que proporciona una visión temprana de sus rituales y grados.
La tensión entre estas dos formas de masonería refleja el cambio en la naturaleza de la organización desde un gremio basado en habilidades prácticas hasta una fraternidad basada en principios morales y filosóficos.
Al vincularse con una estructura tan significativa y antigua como el Templo de Salomón, la masonería crea un sentido de continuidad histórica y profundidad que enriquece su propia tradición.
El Templo de Salomón es un símbolo de perfección arquitectónica y espiritual. Los masones, con sus raíces en la albañilería operativa, encuentran en el templo un poderoso símbolo de habilidad artesanal y búsqueda de la excelencia.
El Templo de Salomón, en la narrativa masónica, representa una obra maestra arquitectónica creada bajo la dirección de Hiram Abiff, quien simboliza la sabiduría y habilidad divinas. Así, el templo se convierte en un símbolo de la creación perfecta y ordenada del universo.
El mito también sugiere que hay conocimientos antiguos y sagrados que se pueden descubrir a través del estudio y la reflexión personal, lo cual es una parte importante del viaje masónico.
Los masones se ven a sí mismos como constructores simbólicos en su viaje personal y espiritual, trabajando para construir su propio “templo interior” basado en virtudes y principios morales.
Pero en todo caso, sigue siendo un mito, una forma de enseñanza simbólica, y en ningún caso debe ser tomada de forma literal.
No existe una relación real entre el Templo de Salomón y los masones.
SIMBOLOGÍA DE LAS COLUMNAS DEL TEMPLO DE SALOMÓN
La simbología de las dos columnas del Templo de Salomón, conocidas como Jachin y Boaz, es rica y multifacética. Estas columnas se colocaron en la entrada del templo y tienen un significado simbólico profundo.
Jachin, la columna de la derecha, representa la estabilidad y se asocia con el globo celeste, simbolizando el hombre divino. Por otro lado, Boaz, la columna de la izquierda, representa la fuerza y se asocia con el globo terrestre, simbolizando el hombre terrenal.
«Las dos columnas, tal y como se describen en la Biblia, eran pilares independientes situados a ambos lados de la entrada del Templo, lo cual era una característica común de los templos de la época. También era habitual que este tipo de pilares tuvieran nombres, y en Babilonia a veces se les asignaban nombres que consistían en oraciones completas que defendían los derechos de la dinastía local. A partir de esto y otras pruebas, se ha sugerido que la interpretación hebrea completa de Jachin era "Él (Yahweh) establecerá el trono de David, y su reino a su descendencia para siempre", y las coronaciones de reyes posteriores de la dinastía davídica se llevaban a cabo junto a este pilar. Boaz quizás significaba "En la fuerza de Yahvé se regocijará el rey". Se desconoce cómo interpretaron los masones del siglo XVII los nombres de los pilares, aunque el catecismo Dumfries No. 4 muestra que están presentes los temas del poder de Dios y sus planes para el mundo. La misma fuente parece equiparar los pilares del Templo con aquellos que habían conservado el conocimiento perdido. Después de describir la tumba de Hiram, el maestro de obras del Templo, el catecismo continúa:
P. ¿Dónde se encontró el noble arte o ciencia cuando se perdió?
R. Se encontró en dos pilares de piedra; el uno no se hundía y el otro no ardía.
Parece ser que esta confusión entre los pilares del Templo y los pilares del conocimiento estaba muy extendida. Probablemente se consideraba que los pilares de los Antiguos Deberes no solo sostenían conocimiento que había estado en peligro de perderse, sino también conocimiento esotérico. Ahora se trasladan al Templo de Salomón para fortalecer su identificación con las leyendas del oficio. Jachin y Boaz se convierten entonces en palabras secretas apropiadas, ya que se refieren a pilares que sostienen conocimiento esotérico, ubicados en el Templo donde (según una versión de la tradición) se dio la Palabra Masónica por primera vez. Intercambiar los nombres en el abrazo de compañerismo también podría verse como relacionado con el concepto mismo de compañerismo, ya que los pilares eran gemelos. Sin embargo, esto es como andar a tientas en la oscuridad, ya que no hay una sola referencia explícita a los pilares del Templo en los registros de las logias del siglo XVII.» pag 147. Stevenson, David (2002)
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FUENTES:
- Muro de Facebook de Kadosh
- Cruz, J. I. (2011). Masonería e Ilustración: Del siglo de las luces a la actualidad. Universitat de València.
- Ridley, J. (2000). Los masones. Vergara.
- Stevenson, D. (2011). The origins of freemasonry: Scotland’s century, 1590-1710. Cambridge University Press.
- Callaey, E. R. (2014). Masones, caballeros e illuminati: el gran complot.
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