Tenía leones, osos, avestruces, ciervos y un sinnúmero de plantas, piedras preciosas y pinturas que adornaban las paredes de mármol. Sus restos fueron descubiertos debajo de un edificio de oficinas en el centro de Roma
Lo que se sabe de la vida de Cayo Julio César Augusto, tercer emperador del Imperio Romano y mejor conocido como Calígula son todos excentricidades, extravagancias, megalomanías y crímenes sanguinarios.
Su breve reinado estuvo marcado por los excesos, desde erigir dos templos en honor a su figura para ser venerado como un dios hasta nombrar a su caballo Incitato cónsul del imperio. Ahora, gracias a un reciente descubrimiento de un equipo arqueológico en Roma, se conoció un nuevo palacio del polémico emperador, el cual tiene entre sus predios un extenso y exótico jardín, así como una colección de animales salvajes.
Las excavaciones duraron tres años y se hicieron debajo de un edificio de oficinas construido en el siglo XIX en el centro de Roma. Entre los hallazgos se destaca la buena conservación del lugar, cuyos jardines con fuentes y pabellones tienen en su interior frescos y complejas decoraciones de mármol policromado.
Así lo detalló a The Times la supervisora especial de arqueología de Roma, Daniela Porro, quien dijo que la parte central, llamada Horti Laminani, estaba rodeada de muros con frescos de escenas marítimas.
Entre los artefactos extraídos del sitio hay joyas, monedas, huesos de animales y un broche de metal perteneciente a una guardia imperial.
Además, en la colección de animales que tenía Calígula en ese palacio había avestruces, ciervos e incluso osos.
“Podemos imaginar animales corriendo libres en este paisaje encantado, pero también animales salvajes que fueron utilizados para los juegos de circos privados del emperador”, dijo la doctora. Mirella Serlorenzi del Ministerio de Patrimonio Cultural y Actividades, en declaraciones citadas por el Daily Mail.
Huesos de un pie de león, un diente de un oso, huesos de avestruces y ciervos son algunos de los restos desenterrados en el palacio de Calígula, quien también tenía allí plantas exóticas importadas -como demuestran semillas que hallaron en el lugar- y una escalera de mármol blanco con la que se unían los diferentes niveles del jardín. Incluso había una tubería para proveer de agua el palacio, la cual eso sí, está grabada con el nombre de Claudio César, el sucesor de Calígula.
“Podemos imaginar al emperador Calígula caminando sobre esta escalera monumental para disfrutar del espectáculo de un palacio”, dijo la doctora Serlorenzi.
La idea del ministerio es convertir el hallazgo en un museo donde se pueda exhibir lo que se encontró en la excavación. Para eso están trabajando en conjunto con Enpam, un instituto de pensiones para médicos que está ubicado en la Piazza Vittorio Emanuele II, en el centro sureste de Roma, debajo de cuyos cimientos se escondía el palacio del emperador Calígula.
El excéntrico y tiránico gobernante romano llegó al poder a la edad de 24 años, en el 37 d. C. siendo el tercer emperador en ostentar el título de César.
Pero Calígula no fue quien ordenó construir este palacio a su medida, afirman los arqueólogos, sino Lucius Aelius Lamina, un rico senador y cónsul que legó sus propiedades a la finca del emperador. Él habría construido los jardines y la casa principal, los cuales habría atendido en vida el emperador romano cuando llegó al poder.
El tercer César de Roma nació en el año 12 d. C. y era hijo del renombrado general Germánico y su esposa Agripina la Mayor. Su apodo, Calígula, que significa “bota pequeña”, era una referencia al diminuto uniforme con el que lo vestían sus padres.
Calígula se convirtió en heredero del trono romano después de ser adoptado por su abuelo Tiberio, al quedar huérfano por la muerte de su madre y hermanos en la cárcel acusados de traición.
Una enfermedad muy grave -posiblemente epilepsia o hipertiroidismo- cayó sobre el joven gobernante muy poco tiempo después de llegar al trono, lo que cambió drásticamente su personalidad, volviéndolo un trastornado y un psicópata.
Entregado al hedonismo, al sexo desenfrenado, al incesto, la glotonería y la violencia extrema, el emperador era temido por torturar por placer incluso a los senadores de más alto rango, a quienes hacía correr kilómetros delante de su cargo.
O a sus esposas, como Cesonia, su cuarta y última mujer, de la que decían que era tan hermosa que su marido la obligaba a desfilar desnuda frente a sus amigos.
Su lujoso estilo de vida agotó el tesoro romano más rápido de lo que pudo reponerlo con impuestos y extorsión.
En el año 41 d. C. Calígula fue asesinado a puñaladas junto con su esposa e hija a manos de oficiales de la Guardia Pretoriana al mando de Cassius Chearea.
Se lo suele citar con la frase: “Recuerda que tengo derecho a hacerle cualquier cosa a cualquiera”.
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