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sábado, 24 de agosto de 2019

Un genocidio revelado 5.000 años después

La visión romántica de ancestros bondadosos es solamente eso, una visión romántica pero falsa.



Los optimistas nos dicen que al final, la verdad se conoce. Quién sabe si tienen razón para todos los casos, pero recientemente se unieron arqueólogos y genetistas para revelarnos una historia de terror ocurrida hace unos 5.200 años (año más, año menos).

La genética irrumpió en los estudios de historia antigua hace poco. Algo se especulaba sobre migraciones y relaciones entre ancestros de poblaciones basándose en parecidos físicos, pero con poca certeza. Con el logro de la secuenciación del genoma humano, y con las nuevas tecnologías que permiten secuenciar en forma rápida y barata, la genética empezó a producir evidencias de gran fortaleza para el estudio de la prehistoria.

Así, la arqueología, que usualmente basa sus estudios en señales culturales, y la nueva genética, que define con certeza relaciones ancestrales, se han aliado para desenterrar historias muy antiguas y desconocidas porque no hay relatos de esos tiempos.

Hace más de 5.000 años, una tribu de pastores nómadas, los yamnayas, comenzó a migrar desde el norte del mar Negro, su lugar de origen, a Ucrania, al occidente ruso, y posteriormente a buena parte de Europa occidental. Durante mucho tiempo se dudó de si migraron personas o solo lo hizo la cultura. La genética demostró contundentemente que fue una migración de personas, rápida y extraordinariamente violenta.

En no más de tres siglos, los yamnayas llegaron al centro y el norte de Europa, donde absorbieron (según parece) la “cultura de la cerámica cordada”, arrinconaron a muchos europeos en el extremo occidental de la península Ibérica, donde absorbieron también la “cultura de las vasijas en forma de campana”. De ella aprendieron a navegar, y conquistaron la isla de lo que hoy es Gran Bretaña, desde las costas del sur de Inglaterra hasta el extremo norte de Escocia.

La conquista tan rápida y contundente se debió a muchas causas. Los yamnayas eran excelentes jinetes; el caballo había sido domesticado hacía poco en el centro de Asia. Eran altos y fuertes, con una alimentación rica en proteínas (la reconstrucción de rasgos a partir de calaveras muestra hombres buenos mozos, parecidos a Jean-Claude van Damme y Arnold Schwarzenegger). Tenían hachas como arma de guerra, y carretas con ruedas para transporte y logística.

Además, llegaron a una población debilitada. Los europeos del Neolítico eran granjeros generalmente pacíficos que vivían en comunidades de gran tamaño, algunas con más de 10.000 habitantes. El polen en las excavaciones permitió deducir que esa población había sufrido una drástica disminución. En los dientes encontraron ADN que señaló como posible causa la infección con Yersinia pestis, la misma bacteria que en el siglo XIV causó la peste bubónica que mató al 40 % de los europeos.

La secuencia de ADN permite distinguir entre el origen paterno o materno de algunos genes. El cromosoma Y es heredado solamente por la línea paterna. Algunos estudios genéticos en Europa han dado resultados sorprendentes. El 40 % del ADN general y el 100 % de los cromosomas Y resultaron relacionados con los yamnayas. La explicación inevitable es que en unos pocos siglos, los invasores exterminaron a todos (¡todos!) los hombres de la península ibérica, Gran Bretaña y parte de Europa del norte, central y oriental. Por eso no hay que sorprenderse de que la reconstrucción de rostros los muestre parecidos a Van Damme y Schwarzenegger.

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