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martes, 23 de octubre de 2018

Eugenesia, el destino final de los niñas malformados de Esparta

Esparta era una de las principales polis griegas, caracterizada por tener una organización social y política orientada a un doctrina estrictamente militar, siendo ellos mismos los que catalogaban a sus polis como “un campamento de guerra” y es en este sentido que exigían una rigurosidad extrema al momento de seleccionar a los niños desde su nacimiento, que luego se convertirían en parte activa de su bien estructurada sociedad militar.


El alumbramiento de un niño espartano conllevaba un ritual de selección. El recién nacido era llevado por su padre al Lesjé donde era revisado por un consejo de ancianos llamado Gerusia en donde se le practicaba distintos exámenes visuales que servían para juzgar la salud y fortaleza del recién nacido, una de las tantas evaluaciones consistía en un baño al recién nacido en vino. El contacto con el vino hacía que los niños enfermizos entraran en convulsiones y se desmayaran, de modo que los débiles podían ser identificados para su eliminación.

Este procedimiento de selección concluía en un solo destino. Aquellos niños que eran encontrados “defectuosos” (con alguna malformación física o signos de retraso mental) eran arrojados al vacío desde el monte Taigeto.

Gran parte de lo que conocemos sobre este tema ha sido narrado por el historiador, filósofo y biógrafo Plutarco en su obra “Vidas Paralelas” en su capítulo dedicado a la Vida de Licurgo. En él hace una descripción detallada de las costumbres de Esparta: “Nacido un hijo, no era dueño el padre de criarlo, sino que tomándole en los brazos, le llevaba a un sitio llamado Lesca, donde sentados los más ancianos de la tribu, reconocían al niño, y si era bien formado y robusto, disponían que se le criase repartiéndose una de las nueve mil suertes; más si le hallaban degenerado y monstruoso, mandaban llevarle las que se llamaban apotetas o expositorios (sitio del abandono), lugar profundo junto al Taigeto, donde eran arrojados como hacían con los traidores ”. Según Plutarco, los espartanos tenían la opinión que "...Dejar con vida a un ser que no fuese sano y fuerte desde el principio, no resulta beneficioso ni para el Estado ni para el individuo mismo".

Esta práctica de selección es lo que actualmente se conoce con el nombre de Eugenesia, una filosofía social que defiende la mejora de los rasgos hereditarios humanos ya sea por intervención manipulada o métodos selectivos.

La eugenesia espartana estaba al parecer destinada a conseguir ciudadanos fuertes y sanos que se convirtiesen en grandes guerreros. Muchos historiadores aseguran que estas prácticas no fueron otra cosa más que un mito difundido por Plutarco. Hace unos años se realizaron excavaciones arqueológicas en la zona donde al parecer eran arrojados los bebés espartanos considerados “no aptos” y no se pudo corroborar nada sobre ya que no encontraron ningún hueso de recién nacido al pie del monte Taigeto, en el lugar en el que supuestamente se arrojaba a los niños.

Theodoros Pitsios, antropólogo de la Facultad de Medicina de Atenas, estudió durante 5 años los restos humanos extraídos de la ladera del monte Taigeto, del lugar conocido como “Apotetes” y únicamente encontró restos de adolescentes y adultos entre 18 y 35 años. Para el antropólogo, fue Plutarco el que difundió la leyenda durante el siglo I d.C. para hacer hincapié en el carácter militarista de Esparta. Los huesos estudiados por él corresponden a los siglos VI y V a.C. Y corresponden a 46 hombres. Esto corroboraría otras fuentes antiguas que hablan sobre la costumbre espartana de arrojar en ese lugar a traidores, prisioneros o criminales.

No existen evidencias físicas que confirmen el mito de los espartanos y los bebés asesinados, sin embargo algunos historiadores precisan que esa costumbre podía ser cierta, ya que en Roma y en otras sociedades antiguas también era habitual dejar morir a los bebés que se consideraba que no eran suficientemente aptos para la dura vida que les esperaba.

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