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viernes, 16 de noviembre de 2018

Descubren en Santomera un campo de petroglifos oculto durante 5.000 años

El yacimiento calcolítico, en la cima casi inaccesible del Cabezo Malnombre, está formado por 58 cazoletas y un calderón grabados sobre la roca

Arqueólogos trabajando sobre el cerro testigo situado en el municipio de Santomera 
A Indiana Jones no le hubiera importado firmar este hallazgo: un espectacular campo de petroglifos situado en la cima de una modesta montaña de Santomera que ha permanecido inédito durante 5.000 años. Todo un mérito en esta época de selfis e información inmediata en la que todo parece estar ya descubierto. Datado en el periodo Calcolítico (tercer milenio a. C.), es el mayor yacimiento de este tipo en la Región después del Arabilejo de Yecla: el Cabezo Malnombre santomerano alberga 58 cazoletas y un calderón -pileta para almacenar agua- sobre una cumbre plana de 70 metros de largo por 15 de ancho, mientras que el mágico Monte Arabí del Altiplano reúne más de 700 cazoletas y seis calderones en varios conjuntos de grabados sobre la piedra -también conocidos como insculturas-.

«¿Cómo supe que allí arriba había algo importante? ¡Porque soy arqueólogo!», explica José Ángel Ocharan Ibarra, el autor principal de este importante descubrimiento. Junto con un equipo formado por Miguel Pallarés Martínez, José Norman Fernández y Alfonso Simó Rodríguez, estaba prospectando posibles yacimientos en un área comprendida entre la pedanía murciana de Cobatillas y Santomera cuando se le ocurrió mirar en lo alto de la muela caliza que se eleva a 240 metros sobre el nivel del mar. La presencia ya documentada en la ladera de un poblamiento islámico y de un hábitat calcolítico era un cebo suficiente para indagar en la cumbre, pese a que está protegida por altas paredes verticales que solo pueden salvarse mediante técnicas de escalada.

Con la ayuda de un dron
Pero para eso están los drones. Una vez comprobado, gracias a la cámara teledirigida, que en lo alto del cerro testigo había marcas evidentes de petroglifos, los arqueólogos accedieron a la meseta elevada gracias a una escalera articulada de cuatro tramos. El primer informe sobre el campo de insculturas del Cabezo Malnombre -un descubrimiento aún 'caliente', pues se realizó el pasado sábado- ya ha sido enviado a la Consejería de Turismo y Cultura.

¿Como es posible que los grabados del Cabezo Malnombre hayan permanecido inéditos durante 5.000 años? «Precisamente por la dificultad de acceder a la cumbre», asegura José Ángel Ocharan, arqueólogo vasco formado en la UMU, doctor por la Universidad de Alicante y experto en patrimonio, arte rupestre y mundo simbólico. Lo que no quiere decir que nadie los haya visto antes de ahora -quizá un pastor, un escalador o un excursionista-, pero lo cierto es que si alguien se atrevió a conquistar esa cumbre, no dio importancia al enigmático conjunto de cazoletas. Y desde luego no lo comunicó .

«Lo maravilloso de este yacimiento es que podemos datarlo perfectamente porque está claramente vinculado a un poblado calcolítico que dispone de una cronología precisa, y donde ya se había documentado una cazoleta aislada», señala Ocharan, que ha contado con la colaboración de la Asociación Patrimonio Santomera y estudiantes de Arqueología de la UMU. El área estudiada está protegida como Bien de Interés Cultural (BIC) desde 2012 por la presencia de otros vestigios históricos.

El Altiplano concentra los principales campos de petroglifos de la Región: Solana de la Pedrera, Morra del Moro, Los Corrales, Ceja, Tella, El Prado y El Zorro, en Jumilla; y Tobarrillas, Atochares, Casa de Don Felipe y Arabilejo, en Yecla. Y se han documentado cazoletas sueltas en la Loma de Bas y Morata (Lorca) y La Bastida (Totana).

Fuente: LaVerdad.es

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